DINAMISMO
El Dinamismo es un sistema
filosófico que
considera el mundo corpóreo como formado por agrupaciones de elementos simples,
realmente inextensos, y cuyo fondo esencial es la fuerza. Cada hombre está
inmerso en una cultura, de ella depende y sobre ella influye. Él es al mismo
tiempo hijo y padre de la cultura a la que pertenece. En cada expresión de su
vida, lleva consigo algo que lo diferencia del resto de la creación: su
constante apertura al misterio y su inagotable deseo de conocer. En
consecuencia, toda cultura lleva impresa y deja entrever la tensión hacia una
plenitud. Se puede decir, pues, que la cultura tiene en sí misma la posibilidad
de acoger la revelación divina.
Dinámico indica movimiento, devenir, mutabilidad; para el d., el ser es algo
que está en constante hacerse, en perenne actividad y cambio. Desde este punto
de vista puede decirse que la filosofía de Heráclito (v.) es dinámica y que la
de Parménides sería estática. Esta significación de d., como movimiento, es el
que ha pasado a la Física, en la que una de sus partes, la Dinámica, es el
estudio de las fuerzas y de los movimientos por ellas producidos (frente a la
Estática, que se ocupa de los equilibrios de fuerzas).
2) En un segundo significado, muy conexo con el anterior, se habla de d. o dinámica social. Desde Comte se han distinguido dos partes en la Sociología; una, la estática social, que se ocupa de la estructura de los diversos grupos e instituciones sociales, y otra, la dinámica social, que estudia la evolución de los mismos; esta distinción alcanza gran relieve a partir de Spencer.
3) En su más propio significado, se entiende por d. una teoría cosmológica (v. COSMOLOGíA), según la cual el último constitutivo de lo real son unas sustancias simples, completas e inextensas dotadas de fuerza y actividad. El d., así concebido, es, junto con el atomismo (v.) y el hilemorfismo (v.), una de las tres grandes doctrinas cosmológicas que se han formulado para intentar resolver el difícil problema de la constitución de los seres corpóreos. Históricamente el d. ha surgido como una superación del atomismo, pretendiendo superar las dificultades insoslayables con las que el mecanicismo (v.) atomista se encontraba. En efecto, el atomismo se veía incapacitado para dar rendida cuenta de la actividad, constante y universal, de los seres corpóreos; el átomo, material y, por tanto, esencialmente inerte, no podía explicar las propiedades activas que se presentan en los cuerpos. El atomismo puede justificar un mundo estático, pero no un universo dinámico como es el que nos presenta la experiencia. Por ello el d., aceptando en parte el atomismo con su postulado de la existencia de corpúsculos elementales, modifica la naturaleza de éstos en un intento de explicar adecuadamente la realidad
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